martes, 17 de marzo de 2020

Mitología: Eneas

 ENEAS 

 Partida de Troya 

Virgilio es el autor más representativo de la literatura latina. Nos cuenta en su obra la Eneida las aventuras que vivió el héroe Eneas, hijo de Anquises y Venus, desde que sale de la guerra de Troya hasta que llega a las costas de Italia. Una vez allí, nos cuenta los diversos combates que sostiene contra los habitantes de Lacio hasta conseguir la victoria.

Cuando los griegos acompañados por Eneas salen de Troya, zarandeado por una tempestad, llegan a las costas africanas y son acogidos por la reina Dido. Entonces Eneas le cuenta lo sucedido en Troya durante la última noche. Menciona la estratagema del caballo de madera con la que de nada sirvieron las advertencias de Laocoonte o Casandra.

Laocoonte era sacerdote de Apolo, su esposa era Antíope. Este personaje atrajo la cólera del dios por unirse a su mujer delante de la estatua consagrada, lo cual era un sacrilegio. Cuando los griegos simularon el reembarque dejando el caballo de madera en la playa, los troyanos encargaron a Laocoonte que ofreciese un sacrificio a Poseidón, pero dos gigantescas serpientes salieron del mar y se enroscaron entre él y sus hijos y perecieron ahogados.

Casandra, hija de Príamo y Hécuba, recibió el don de la adivinación de Apolo, pues el dios se enamoró de ella. Pero, al no verse correspondido, el dios la privó del don de la persuasión. En cada uno de los momentos cruciales de la historia de Troya Casandra menciona una profecía que anuncia el fin de la ciudad. Se opone con todas sus fuerzas, apoyada por el adivino Laocoonte, a introducir el caballo de madera en las murallas de la ciudad.

Cuando los griegos salen de la ciudad, Eneas intenta cargar con todos sus bienes y su familia:

“Pronto, anciano y débil padre, súbete a mi cuello, que yo te llevaré sobre mis hombros. Mi tierno hijo Julo vendrá con nosotros, y mi esposa Creusa seguirá nuestros pasos. Y vosotros, compañeros, reunid a todos los que han sobrevivido y encontrémonos bajo el ciprés del viejo templo de Ceres, a la salida de la ciudad. Tú, padre, llevarás en tus manos las sagradas imágenes de nuestros antepasados”.

Marcharon de noche, pero al llegar a las puertas de la ciudad, Creusa había desaparecido. Cuando Eneas volvió a buscarla, solo encontró su fantasma que le consoló diciendo que no se apenara, pues al menos no sería esclava de los griegos.

Eneas menciona también su travesía en mar hasta la llegada a costas africanas, el encuentro con los cícones, la amenaza de Escila, su enemistad con la diosa Juno…

 Eneas y Dido 

Se dice que Venus enamoró a Dido ante la presencia de Eneas. Sorprendidos por la lluvia en una cacería, Dido y Eneas se refugian en una cueva y se convirtieron en amantes. Tras un tiempo, Eneas se resistió a partir, a pesar de la insistencia de sus compañeros, hasta que se le apareció Hermes y le ordenó que continuara su misión de fundar una nueva estirpe, los romanos. Dido no quiere que se marche, pero en plena noche huyen y Dido se suicida clavándose la espada de Eneas en el pecho y arrojándose a una pira ardiendo.

 Eneas en el Hades 

Eneas organizó en Sicilia unos juegos fúnebres en honor a Anquises. Después se dirigió a Italia y en Cumas fue a visitar a la Sibila, quien le mostraría el espíritu de su padre:

“Nacido de sangre de dioses, troyano Anquisíade, fácil es el descenso al Averno, pero volver a la luz es difícil, pocos lo lograron. Si te empeñas en tan insensata empresa, deberán antes apoderarte de la rama de un árbol de oro, como regalo a Proserpina”.

Tras cumplir el encargo y sacrificar cuatro negros novillos, Eneas desenvainó su espada y se lanzó tras la Sibila por la entrada de una negra caverna. Cruzaron los negros reinos de Plutón habitados por monstruos; vieron los ríos del Hades, Aqueronte y Cócito, y llegaron a la laguna Estigia; con una rama de oro compraron el favor del barquero Caronte; con una torta de miel y adormidera aplacaron al can Cerbero; pasaron por las llanuras de los asfódelos, donde Eneas pudo reconocer algunas de las almas de los griegos y la de Dido.

Llegaron a los Campos Elíseos, donde Eneas ofreció a Proserpina la rama de oro. Allí encontró a Anquises, quien le dijo: “Voy a mostrarte la gloria futura de la estirpe troyana. Mira a todos tus descendientes. Una ciudad de siete colinas será su sede. Los del linaje de Julo, con el nombre de Julios, brillarán en la tierra”.


A la hora de emprender el camino de vuelta, encontró dos puertas: una, la del Sueño, de cuerno; la otra, de marfil. Por esta salió Eneas y volvió junto a su flota siguiendo las indicaciones de la Sibila de dirigirse al Lacio. Allí sería recibido por el rey Latino. Un oráculo ya había vaticinado que su hija Lavinia se uniría a un extranjero, aunque la joven ya estaba prometida a Turno, rey de los rútulos

 La Guerra del Lacio 

Turno enfurecido, por haber perdido a Lavinia, reunió a su ejército y declaró la guerra a Eneas y Latino. Eneas acabó enfrentándose a Turno en combate singular. Turno murió atravesado por la espada de Eneas.


Eneas fundó una nueva ciudad que recibió el nombre de Lavinium.

 Julo Ascanio 

El hijo de Eneas y Creusa se llamó Julo Ascanio y fue adoptado por Lavinia. Fundó una nueva ciudad en el Lacio llamada Alba Longa. En la ciudad se conservó la figura de Minerva que su abuelo transportó al salir de Troya. Los oráculos vaticinaron que una mujer de su estirpe se uniría al dios Marte y engendraría gemelos. Uno de ellos crearía una ciudad que dominaría el mundo.

Enlace al vídeo sobre "La Eneida de Virgilio".


Enlace al cuadro de "Eneas saliendo de Troya" de Federico Barocci.


Eneas portando a su padre Anquises de Miguel Ángel, Capilla Sixtina.