martes, 17 de marzo de 2020

Literatura Latina: La Sátira y El Epigrama

 LA SÁTIRA Y EL EPIGRAMA 


EPIGRAMA-INTRODUCCIÓN
El epigrama, composición breve, concisa y variada, consigue decir mucho con pocas palabras. Frente al epigrama griego de tipo funerario, erótico o votivo, el romano resulta satírico, jocoso e invectivo.
AUTORES Y OBRAS
Catulo es el primero que ofrece un número relevante de epigramas de tipo erótico y satírico.
Al propio Virgilio se le atribuye el Catalepton, colección de epigramas en yambos.
Más llamativos son los Priapeos, epigramas que tienen que ver con Príapo, guardián de huertos y jardines, divinidad de la fertilidad, hijo de Dioniso y Afrodita; La mayoría son anónimos.
Pero el verdadero maestro del epigrama es Marco Valerio Marcial. Representa en sus obras a la sociedad romana, sus vicios y defectos, con caricaturas a veces desgarradoras. Aspectos relacionados con el sexo se tratan con rotunda claridad. No hay en sus obras ninguna intención moralizante; parece disfrutar arremetiendo contra sus contemporáneos. Y sin embargo, salvo en contadas ocasiones, esos contemporáneos no aparecen mencionados por su nombre. Bastan muchas veces cinco o seis versos para decirlo todo con pocas palabras, guardando siempre para el último verso la descarga final. Es un humor más bien intelectual.
Hay que esperar hasta Ausonio en el s. II para encontrar una colección titulada Epigrammata. El polifacético Claudiano incluyó también epigramas dentro de su producción. Los trabajos de estos y otros autores de época más tardía fueron recopilados en la Anthologia latina.
SÁTIRA-INTRODUCCIÓN
Suegún Quintiliano, la sátira es un género absolutamente peculiar que no deriva directamente de ningún otro género literario, ni del mundo latino ni del mundo griego. Se trata, pues, de un género novedoso, una mezcla abigarrada de elementos diversos. En líneas generales se establece una distinción entre sátira menipea y sátira hexamétrica, o romana.
AUTORES Y OBRAS
Sátira menipea: llamada así por tener como referencia la figura de Menipo de Gádara (s. III a. C.) filósofo cínico que utilizó una mezcla de prosa y verso para exponer su pensamiento ético.
En Roma fue M. Varrón quien compuso 150 libros de sátiras de los que conocemos los títulos y unos 600 fragmentos.
Conservamos completa la obra satírica de Séneca titulada Apocolocyntosis divi Claudi, es decir “Transformación en calabaza del divino Claudio”, donde arremete contra el emperador Claudio, que le había desterrado a la isla de Córcega.
Sátira hexamétrica: el creador es C. Lucilio. Se reduce la variedad métrica a un solo esquema métrico. Se hace presente la invectiva y la crítica directa y agresiva. Han llegado a nosotros unos 1500 versos.
Casi un siglo más tarde (30 a. C.) compone Horacio dos libros de sátiras que tituló Sermones, esto es “Conversaciones”. Alterna el verso hexamétrico con el yámbico y rebaja notablemente el tono de la crítica.
Sucesor de Horacio fue A. Persio Flaco (34-62 d. C.), es el escritor más joven de la literatura latina; murió a los 28 años. Educado en los círculos cultos, sus sátiras se reducen a poco más de 600 versos, seis composiciones. La primera sátira glosa la poesía y actitud ante ella del propio Persio; la segunda toca aspectos de la religiosidad del individuo; la tercera se dedica a la educación; la cuarta, al pensamiento de Sócrates; la quinta, a la libertad y al saber; y la sexta, de la ambición.
El gran autor de sátira es Juvenal (55-130 d. C.). Tuvo casa En Roma y villas en Tívoli y Aquino. Su producción consta de cinco libros. Arremete contra todo y contra todos y en especial con personajes del pasado. Presenta la imagen de una sociedad degenerada. Con Juvenal la sátira alcanza su máximo esplendor.

Enlace a Almacén de Clásicas, "La Sátira".