martes, 17 de marzo de 2020

Mitología: Perseo

 PERSEO 

 Dánae y la lluvia de oro 


Acrisio, rey de Argos, estaba muy preocupado porque no tenía un hijo varón, por ello consultó al oráculo de Delfos, pero el oráculo le dijo que su hija engendraría un varón y este le mataría. Lleno de temor, encerró a su hija Dánae en una cámara subterránea. Una mañana, Dánae le contó a su nodriza un sueño que había tenido: del cielo había caído una lluvia de oro sobre su vientre. Al cabo de unos meses se empezó a notar el embarazo. Acrisio se enteró del nacimiento y encerró a Dánae y al pequeño en un arca arrojándola posteriormente al mar.

  Acrisio
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 Dánae+Zeus (lluvia de oro)
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       Perseo


Dictis, el hermano del rey de la isla de Sérifos, Polidectes, encontró el arca y acogió a Dánae y a su hijo. Cuando el niño se hizo mayor, fue invitado a un banquete en palacio donde todos los varones ofrecieron al rey Polidectes un caballo. Perseo, conocedor de la falta de recursos, le prometió la cabeza de Gorgona, la única Gorgona mortal.

 Las Gayas y las Gorgonas 


Las horribles Gayas, hijas de Forco, eran unas ninfas que habitaban en el Atlas, hermanas de las gorgonas. Entre las tres disponían de un único ojo y de un diente que compartían. Cuando Perseo va a visitarlas consigue hacerse con su ojo. Llenas de ira, no tuvieron más remedio que mostrarle el camino hacia la isla de las gorgonas.


Cuando Perseo llegó a la isla de las gorgonas, estas le ofrecieron unas sandalias aladas que le podrían llevar a los confines del océano; el casco de Hades, que hacía invisible a quien se lo ponía; la kíbisis, de un tejido especial que permitía transportar cualquier cosa; y la harpe, de un acero tan duro que nada se le resistía.

 Medusa 

Medusa era una joven muy bella que pretendió rivalizar en hermosura con la diosa Atenea. Poseidón se unió a ella en el templo de la diosa y esta la castigó convirtiéndola en una horrible Gorgona. Su cabellera se convirtió en una maraña de serpientes, sus dientes crecieron hasta sobresalir de los labios, las manos se tornaron de bronce y le crecieron alas de oro. Su mirada era mortal, pues quien cruzaba los ojos con los suyos quedaba automáticamente transformado en piedra. Cuando Perseo va a visitarla, debido a la inmensa soledad que sentía, se confió y dejó que se acercara. Pero Perseo, por consejo de la diosa Atenea, había bruñido su escudo hasta convertirlo en un espejo e hizo que la Gorgona se reflejara en él. Después le cortó la cabeza y de la sangre nacieron dos hijos: Pegaso y Crisaor.

 Andrómeda 

Se dirigía Perseo a su patria volando con la cabeza de Medusa cuando en unos acantilados de Etiopía vio a una joven encadenada. La joven era Andrómeda, hija de los reyes Cefeo y Casiopea, que la habían dejado como cebo para un monstruo marino.

Casiopea se ufanaba de ser la más bella de las nereidas, por lo que Poseidón asoló el reino con un maremoto y luego envió a Ceto, un terrible monstruo, para atacar a la población. Para acabar con él, los reyes debían entregarle a su hija. Cuando Perseo vio al monstruo le hundió el harpe y acabó con su vida.


Perseo se casó con Andrómeda y regresaron a la isla de Sérifos. Cuando Dictis, que había rescatado a Dánae, fue nombrado rey, Perseo convenció a su madre para ir a visitar a su abuelo Acrisio. Pero en unos juegos fúnebres, Perseo lanzó un disco con tal mala suerte que alcanzó a Acrisio y le mató haciendo que se cumplieran el oráculo.