PERSEO
Dánae y la lluvia de oro
Dánae y la lluvia de oro
Acrisio, rey de Argos,
estaba muy preocupado porque no tenía un hijo varón, por ello consultó al
oráculo de Delfos, pero el oráculo le dijo que su hija engendraría un
varón y este le mataría. Lleno de temor, encerró a su hija Dánae en una
cámara subterránea. Una mañana, Dánae le contó a su nodriza un sueño que había
tenido: del cielo había caído una lluvia de oro sobre su vientre. Al cabo de
unos meses se empezó a notar el embarazo. Acrisio se enteró del nacimiento y
encerró a Dánae y al pequeño en un arca arrojándola posteriormente al mar.
Acrisio
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Dánae+Zeus (lluvia de oro)
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Perseo
Dictis, el hermano del rey
de la isla de Sérifos, Polidectes, encontró el arca y acogió a
Dánae y a su hijo. Cuando el niño se hizo mayor, fue invitado a un banquete en
palacio donde todos los varones ofrecieron al rey Polidectes un caballo.
Perseo, conocedor de la falta de recursos, le prometió la cabeza de Gorgona, la
única Gorgona mortal.
Las Gayas y las Gorgonas
Las horribles Gayas, hijas
de Forco, eran unas ninfas que habitaban en el Atlas, hermanas de las gorgonas.
Entre las tres disponían de un único ojo y de un diente que compartían. Cuando
Perseo va a visitarlas consigue hacerse con su ojo. Llenas de ira, no tuvieron
más remedio que mostrarle el camino hacia la isla de las gorgonas.
Cuando Perseo llegó a la isla de
las gorgonas, estas le ofrecieron unas sandalias aladas que le podrían
llevar a los confines del océano; el casco de Hades, que hacía invisible
a quien se lo ponía; la kíbisis, de un tejido especial que permitía
transportar cualquier cosa; y la harpe, de un acero tan duro que nada se
le resistía.
Medusa
Medusa era una joven muy
bella que pretendió rivalizar en hermosura con la diosa Atenea. Poseidón
se unió a ella en el templo de la diosa y esta la castigó convirtiéndola en una
horrible Gorgona. Su cabellera se convirtió en una maraña de serpientes, sus
dientes crecieron hasta sobresalir de los labios, las manos se tornaron de
bronce y le crecieron alas de oro. Su mirada era mortal, pues quien cruzaba los
ojos con los suyos quedaba automáticamente transformado en piedra. Cuando
Perseo va a visitarla, debido a la inmensa soledad que sentía, se confió y dejó
que se acercara. Pero Perseo, por consejo de la diosa Atenea, había bruñido su
escudo hasta convertirlo en un espejo e hizo que la Gorgona se reflejara en él.
Después le cortó la cabeza y de la sangre nacieron dos hijos: Pegaso y Crisaor.
Andrómeda
Se dirigía Perseo a su patria volando
con la cabeza de Medusa cuando en unos acantilados de Etiopía vio a una joven
encadenada. La joven era Andrómeda, hija de los reyes Cefeo y Casiopea,
que la habían dejado como cebo para un monstruo marino.
Casiopea se ufanaba de ser
la más bella de las nereidas, por lo que Poseidón asoló el reino con un
maremoto y luego envió a Ceto, un terrible monstruo, para atacar a la
población. Para acabar con él, los reyes debían entregarle a su hija. Cuando
Perseo vio al monstruo le hundió el harpe y acabó con su vida.
Perseo se casó con Andrómeda y
regresaron a la isla de Sérifos. Cuando Dictis, que había rescatado a
Dánae, fue nombrado rey, Perseo convenció a su madre para ir a visitar a su
abuelo Acrisio. Pero en unos juegos fúnebres, Perseo lanzó un disco con
tal mala suerte que alcanzó a Acrisio y le mató haciendo que se cumplieran el oráculo.