LA GUERRA DE TROYA
Tetis y Peleo
Zeus se enamoró de Tetis,
una de las 50 hijas del dios marino Nereo, y quiso unirse con ella, pero
el anciano dios Proteo predijo que el hijo que naciera de esa unión superaría
con mucho a su padre. Por ello, Zeus decidió que Tetis se casara con un mortal.
Peleo, aconsejado por Zeus, intentó seducirla. La diosa, que tenía facilidad
para cambiar su figura, se transformó en ave, en árbol… para evitarlo. Peleo
consultó al dios Proteo, quien le dijo que no desistiera de su intento.
Finalmente consiguió unirse a la diosa.
La boda se celebró en el monte Pelión
y a ella asistieron los dioses olímpicos, las nereidas, las musas, los
centauros y los amigos y familiares de Peleo. Recibieron multitud de regalos.
Pero una de las diosas no había sido invitada, la diosa Eris o Discordia.
Como venganza, esta se presentó en el banquete y arrojó sobre la mesa una
manzana del Jardín de las Hespérides que llevaba grabadas estas palabras: “Para
la más hermosa”. Inmediatamente, tres diosas se lanzaron a por la manzana: Hera,
Atenea y Afrodita. Como no se ponían de acuerdo, Zeus decidió que
debía resolver la disputa un mortal, Paris. Así, Zeus ordenó a Hermes,
el mensajero de los dioses, que se trasladara al monte Ida con las diosas,
donde Paris apacentaba diariamente su rebaño.
Paris
En realidad Paris no era pastor,
sino hijo de Príamo y Hécuba, reyes de Troya. Cuando
Hécuba estaba a punto de dar a luz, soñó que de su vientre salía una antorcha
ardiente que extendía el fuego por toda la ciudad quemándola. Ésaco, otro hijo
de Príamo, interpretó el sueño como que ese hijo sería la ruina de su patria y
debían abandonarlo. Príamo se lo entregó a un criado para que lo abandonara en
el monte Ida, pero este lo crió como si fuera su hijo. Así creció, creyendo que
era hijo de un pastor.
Hermes comunicó al joven la
decisión de Zeus. Las diosas, tras bañar sus maravillosos cuerpos, se
presentaron ante él y cada una le hizo una promesa: Atenea le ofreció
conquistar Grecia; Hera, reinar sobre Asia y Europa; y Afrodita, el amor de la
mujer más bella del mundo.
Cuadro de "Las bodas de Tetis y Peleo" de Jacques Jordaens, Museo del Prado.
Cuadro de "El Juicio de Paris" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Cuadro de "El Juicio de Paris" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Cuadro de "El Juicio de Paris" de Francesco Albani, Museo del Prado.
Cuadro de "El Juicio de Paris" parodia animal de Federico Jiménez Fernández, Museo del Prado.
Cuadro de "Las Tres Gracias" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Aquiles
De la unión de Tetis y Peleo
nació Aquiles. Cuando este nació, Tetis abandonó a Peleo y volvió al
fondo del mar. Se dice que nacieron otros hijos, pero la diosa, incapaz de
aceptar la condición de mortales que habían heredado de su padre, intentó
matarlos con magia o arrojándolos al fuego. Peleo sorprendió a la diosa
intentando quemar a Aquiles. Consiguió salvarlo pero desgraciadamente el pie
derecho ya se había quemado. Fue el centauro Quirón quien evitó que el
niño quedara cojo con una prótesis que sacó del cadáver de un gran corredor, el
gigante Dámiso. Es por eso que Aquiles es considerado el más veloz.
Otra versión del mito dice que
Aquiles fue el primer hijo de Tetis y Peleo. La diosa, para hacerlo inmortal,
intentó sumergirlo en las aguas de la laguna Estigia, pero para
introducirlo en el agua debía sujetarlo de un pie, por lo que esa parte de su
cuerpo quedó vulnerable (vulnus:
herida). Cuando Tetis abandonó a Peleo, Aquiles fue enviado a casa de Quirón,
en el monte Pelión, para que lo educara. Cuando era pequeño, la diosa sabía
que, si su hijo iba a la guerra de Troya, no volvería con vida. Por eso lo
escondió en Esciro, en la corte del rey Licomedes.
Transcurrido el tiempo, el
adivino Calcante hizo saber que Troya no sería conquistada sin la
presencia de Aquiles. Odiseo, rey de Ítaca, descubrió al joven
haciendo sonar una trompeta. Este pensó que era la guerra y se desgarró el
vestido en busca del escudo y la lanza. Aquiles prefirió la gloria a una vida
larga. Antes de marchar a la guerra, reconoció como propio al hijo de Deidamía,
que estaba a punto de dar a luz, Neoptólemo.
Cuando fue a la guerra de Troya
se dio cuenta de que las murallas eran más poderosas de lo que había hecho
creer Agamenón el Atrida, rey de Micenas. Príamo contaba además
con ayuda de multitud de tropas. En uno de los ataques, Aquiles tomó como botín
a una muchacha llamada Briseida, pero Agamenón se la arrebató. Esto
provocó que el Pelida se retirara del combate.
Aquiles encontró la muerte a
manos de Paris, quien le lanzó una flecha que fue a dar en su punto más débil,
el talón (expresión “el talón de Aquiles”).
Cuadro de "Briseida devuelta a Aquiles por Néstor" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Cuadro de "Aquiles descubierto por Ulises y Diomedes" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Cuadro de "Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes" de Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado.
Imagen de "Sarcófago con la historia de Aquíles y Políxena", Museo del Prado.
Patroclo
Héctor privó de la vida a Patroclo,
hijo de Menecio, con una lanza. Descendió entonces al Hades guiado por Hermes.
Para ello, dejaron atrás las corrientes del río Océano y el país de los sueños.
A los espíritus de los muertos se les permitía hablar a los vivos mientras
dormían. Este visitó a Aquiles, el de los pies ligeros, y le pidió que le
enterrase para poder pasar las puertas del Hades. Aquiles le respondió y le
otorgó un cortejo fúnebre. Para ello se mataron y desollaron muchas ovejas y
bueyes. Con su grasa cubrieron el cadáver, sobre el que Aquiles vertió un
ánfora llena de miel y otra de aceite. Se degollaron además dos perros e
incluso doce hijos de Troya ilustres. Prendió entonces fuego a la pira y sobre
ella cayeron los vientos Bóreas y Céfiro. Durante toda la noche,
Aquiles realizaba libaciones con vino. Cuando la aurora, de dedos rosados,
apareció anunciando el día, la pira se apagó. Los restos de Patroclo se
guardaron en una urna de oro que Aquiles guardó en su tienda y se erigió un
túmulo donde había ardido la pira. A continuación, Aquiles convocó a todos los
aqueos a participar en los juegos fúnebres en honor a Patroclo.
Príamo y Hécuba Cuadro de "El dolor de Hécuba" de Leonaert Bramer, Museo del Prado.
Héctor
Cuadro de la "Despedida de Hector y Andrómaca" de Julien de Parma, Museo del Prado.
Helena
Se dice que fue Helena, la
mujer más bella del mundo, hija de Zeus y Leda, la causante de la
guerra de Troya. Leda, reina de Esparta, fue seducida por Zeus transformado en
cisne. De esa unión nació, según algunas versiones, un huevo del que salió la
joven. Según otras versiones fueron dos huevos, de los cuales nacieron, por un
lado, Helena y Pólux y, por otro, Castor y Clitemnestra.
Cuando nació, el rey Tindáreo la acogió. Castor y Pólux son conocidos
como los Dioscuros.
Una leyenda ignorada por Homero
menciona el rapto de Helena por Teseo, cuando aún era una niña. Este la
confió a su madre para que la cuidara. Pero los Dioscuros la rescataron cuando
Teseo marchó a los Infiernos con su amigo Pirítoo a raptar a Perséfone.
Cuando regresó a Lacedemonia,
Tindáreo pensó que había llegado el momento de casarla. Ante el gran número de
pretendientes y temiendo una guerra, escuchó el consejo de Ulises (Odiseo),
quien se prestó a ayudarle a cambio de recibir en matrimonio a Penélope.
Todos los presentes acatarían la decisión de Helena y acudirían en ayuda del
elegido en situación de guerra. Helena eligió
Menelao y su hermana Clitemnestra contrajo matrimonio con Agamenón.
Helena era la mujer más bella del
mundo y Afrodita había prometido entregársela a Paris, a cambio
de ser elegida como la diosa más bella y recibir la manzana d oro del Jardín de
las Hespérides que la diosa Discordia lanzó en las bodas de Tetis
y Peleo. Paris raptó a Helena y se la llevó a Troya, lo que desencadenó
la guerra. Allí fue acogida por Príamo y Hécuba, que quedaron
maravillados ante su belleza.
La guerra duró diez años. En el noveno
parecía que iban a vencer los troyanos, pero Aquiles regresó al combate
y mató a Héctor, arrastrando después su cadáver del carro alrededor de
las murallas. Luego murió Aquiles, Áyax se suicidó, murió Paris y finalmente se
produjo el engaño del caballo.
Los troyanos pensaron que los
griegos se habían rendido y habían abandonado el campamento. Creyeron que el
gran caballo de madera que habían dejado a las puertas de la ciudad era
un regalo para los dioses. Decidieron meter el caballo en la ciudad, pero por
la noche salieron de su vientre los soldados griegos y provocaron una gran matanza,
incendios y la destrucción de la ciudad de Troya.
Cuadro de "La Fábula de Leda" de Eugenio Cajés, Museo del Prado.
Cuadro de "El Rapto de Helena" de Jacopo Robusti Tintoretto, Museo del Prado.
Cuadro de "El Rapto de Helena" de Juan de la Corte, Museo del Prado.
Casandra
Vídeo de Academia Play sobre Troya.
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