martes, 17 de marzo de 2020

Mitología: Odiseo/Ulises

 ODISEO/ULISES 

Odiseo o Ulises nació en Ítaca. La historia más famosa que se cuenta sobre él en la Odisea de Homero, trata las aventuras que experimento en su regreso a casa después de la guerra de Troya.

Al zarpar desde Troya llegaron al país de los cícones. Después de saquear su ciudad y tras unos días en el mar soportando tempestades, llegaron a la tierra de los lotófagos. Allí sus compañeros probaron el loto y no quisieron marcharse de para poder comerlo siempre, pero Odiseo les obligó a emprender la marcha.

Llegaron entonces a una cueva habitada por un gigante horrible de un solo ojo, era el cíclope Polifemo. Odiseo le dijo así: “Me preguntas mi nombre y te lo diré a cambio de la hospitalidad que me prometes. Mi nombre es Nadie”. Y el cíclope respondió: “Pues a Nadie me lo comeré el último, después de sus compañeros, tal es mi hospitalidad”. Odiseo y sus compañeros consiguieron hacer que el cíclope cayera rendido por el vino y, entonces, con una estaca calentada al fuego le hirieron el único ojo que tenía. Consiguieron salir de la cueva agarrados al vientre de unos carneros. Con gritos llamaba Polifemo a los demás cíclopes mientras estos se escapaban escondidos bajo las ovejas del rebaño. Cuando los cíclopes acudieron en su ayuda y le preguntaron qué había pasado, él respondió: “Nadie me mata con engaños”.

Luego llegaron a la isla de Eolo, donde habitaba la ninfa Circe. Odiseo envió a algunos de sus compañeros para inspeccionar el terreno y, viendo que no regresaban, acudió al palacio. Antes de llegar se le apareció Hermes, quien le informó de que sus compañeros habían sido convertidos en cerdos por Circe. Le ofreció una hierba como antídoto para que no sufriera la misma suerte pero debería unirse a Circe si quería escapar con el resto de sus compañeros.

Navegaron después hasta el confín del océano, donde, caminando hasta el lugar que les había indicado Circe, cavaron un hoyo donde inmolaron a unos animales. Vieron como salían del Hades las almas de los muertos pero consiguió Odiseo interrogar a Tiresias. Entonces vio el alma de su madre, Anticlea, a la que había dejado en Troya. Tiresias le aseguró que ya podría regresar a casa, pero que Poseidón le guardaba rencor por haber cegado a su hijo Polifemo. Para llegar a casa solo debía respetar las vacas del Sol en la isla Trinacria.

Después de dejar la isla de Circe, se acercaron a la isla de las sirenas, que con su canto hechizaban a los marineros. Ordenó a sus compañeros que le taparan los oídos con cera y que le ataran al mástil de la nave para poder escuchar el melodioso canto. Desde allí llegaron a un estrecho donde se encontraban Escila y Caribdis, un monstruoso remolino que absorbía las aguas y lo que en ellas flotaba. Allí perdió a seis de sus hombres.

Llegaron a la isla Trinacria. Los hombres de Odiseo mataron algunas de las vacas del Sol, quien pidió ayuda a Zeus. Cuando dejaron la isla, Zeus lanzó una tormenta sobre la nave.
Al noveno día de vagar por las aguas, llegó Odiseo a la isla de Ogigia, donde vivía Calipso

Una vez hubo saciado el hambre y la sed le contó a Calipso el por qué de su visita. Zeus quería que dejara marchar a un prisionero que había luchado en la ciudad de Príamo. Ella respondió que así lo haría. Cuando le vio llorar en la playa le dejó marchar advirtiéndole de los males que aún debería soportar antes de llegar a su hogar con Penélope.

Después de dejar la isla de Calipso, Odiseo navegó diecisiete días en una balsa que él mismo había construido. Poseidón provocó una tempestad para que no llegara a la isla de Feacia, pero Ino Leucotea, una divinidad marina, le ayudó a llegar a la costa. Una vez en tierra, unas jóvenes que jugaban por allí cerca le despertaron. Al verlo desnudo, horrible y afeado por el mar, todas las jóvenes huyeron menos una, Nausícaa. Una vez lavado en el río, con aceites y ropa que le ofreció la joven, la diosa Atenea le hizo parecer más alto y fuerte, por lo que Nausícaa quiso incluso convertirse en su esposa. El rey Alcínoo le acogió entonces en el palacio y le ofreció un banquete al que asistió un aedo que cantó la historia de Troya, la parte en que los aqueos estaban escondidos en las entrañas del caballo. Odiseo, conmovido, dejó caer una lágrima y el rey le preguntó cuál era su preocupación. Odiseo respondió y le dijo su identidad: “Soy Odiseo, hijo de Laertes y todos me conocen por mis muchas astucias”.

Atenea se le apareció y cambió su aspecto para que, al llegar a su hogar, los pretendientes de Penélope no le reconocieran. Debía buscar al porquerizo, que era quien le ayudaría a conseguirlo. Ambos fueron a palacio, donde encontró a Telémaco, su hijo, que se asustó cuando la diosa le devolvió su verdadero aspecto. Su perro, que yacía moribundo, le reconoció. Penélope había esperado el regreso de su marido durante muchos años y no pretendía volver a casarse Aseguró que no elegiría a ninguno de los pretendientes hasta que no terminara de tejer un telar. El día lo pasaba tejiendo y la noche destejiendo para no tener que elegir nunca. Traicionada por una esclava tuvo que elegir y ofreció el arco de Odiseo a los pretendientes para que se casara con ella aquel que pudiera tensarlo y atravesar con una flecha doce hojas de hacha. El único que lo consiguió fue Odiseo, quien mató después a los pretendientes y se reconcilió con Penélope. Para convencerla de que era él, le habló de la cámara nupcial y del lecho que había fabricado con sus propias manos.

"Ulises y las Sirenas" de Jhon William Waterhouse.


"Ulises y las Sirenas" de Herbert James Draper.


Ulises y las sirenas, pieza de cerámica ática, 480-470 a.C., Museo Británico.


Vídeo  de la lectura dramatizada de "Ítaca", de Constantino Cavfis, por José María Pou.