LA BUCÓLICA
INTRODUCCIÓN
La poesía bucólica, como otros géneros, hunde
sus raíces en Grecia, en la obra de Teócrito de Siracusa; el propio Virgilio
dice en la égloga VI: “he cultivado en
latín el verso de Siracusa”. Teócrito escribió sus Idilios (“pequeños cuadros”), que son estampas campesinas que
inspirarían durante siglos a pintores y escritores del mundo entero. El medio
rústico y campestre se considera un locus
amoenus, una especie de paraíso alejado de la ciudad con sus ruidos y sus
prisas. En este marco agreste el hombre da rienda suelta a su sensualidad. Todo
se percibe por los sentidos.
AUTORES Y OBRAS
Virgilio
escribió diez poemas titulados Bucólicas
de aproximadamente unos cien versos cada uno. Fueron publicados uno a uno. Los
ordenó en grupos de dos: el I con el IX, el II con el VIII, el III con el VII,
el IV con el VI y el V en el centro. Esa agrupación por pares no corresponde
con una coherencia de los temas:
- Pasión amorosa: libros II, VIII y IX.
- Curiosidades científicas o mitológicas: libro VI.
- Canto y música de los pastores: III, VII.
- Anhelo de la paz y del descanso y elogio de la naturaleza: libros IV y V.
Años más tarde compuso Geórgicas, que no contaron con tanto éxito, también de tema
pastoril, pero no pertenecen a la lírica bucólica.
Sus obras contaron con el favor del público
culto. El paisaje, el clima, el entorno, son los de la Galia Cisalpina; los
pastores son individuos convencionales.
El género bucólico después de Virgilio no
tiene una continuidad definida. Merece mencionar el trabajo de Calpurnio
Sículo, que escribió siete églogas, y Nemesiano, que ya en el s. III
escribió un pequeño poema llamado Cinegética.